Si en la derrota ante Curicó Unido en el Monumental su salida a destiempo fue altamente cuestionada, el morrocotudo yerro que protagonizó en Rancagua aumentó la presión sobre Brayan Cortés, arquero
colocolino. Lo que parecía un centro sin mayores complicaciones
enviado por Roberto Cereceda desde la izquierda del ataque, terminó
de la peor forma posible para la visita por el mal cálculo en la salida de
Cortés, que quedó a mediocamino y se vio hasta medio lerdo en la
maroma por intentar detener la pelota. Mario Salas se metió a la banca
indignado y sus compañeros miraron al suelo, como no queriendo
creer lo que estaban viendo. Y en las siempre incendiarias redes sociales el nombre de Agustin Orión salió al baile, como una forma de
alegar contra quienes pidieron la salida del argentino.
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